¡Ahora si!
La Universidad Nacional de Colombia está viviendo un acelerado proceso de reformas. La comunidad universitaria reunida en claustros, asambleas y haciendo uso de los espacios, las instancias y los mecanismos que para el debate ha construido la Universidad a lo largo de su historia, ha manifestado contundentemente su rechazo a la reforma Palacios-Uribe.
Bajo el absurdo lema de “ESTAMOS ENSEÑANDO DEMASIADO”, estas reformas significan el desmonte radical de la Universidad Nacional como institución comprometida con un proyecto de nación; el desmonte de su compromiso social, que le permite mirar más allá de los criterios cortoplacistas, eficientistas, administrativos y de rentabilidad económica. Es el desmonte de la universidad de calidad que ha demostrado su excelencia académica, a nivel Nacional con el mayor número de grupos de investigación reconocidos, con 23 programas acreditados internacionalmente, con la mayor producción aca-démica y con los sobresalientes resultados en los ECAES, donde los estudiantes de la UN fueron clasificados como los mejores en 27 carreras. Es el desmonte de su régimen interno participativo, democrático, autónomo y soberano para re-emplazarlo por uno autoritario, jerárquico y subordinado a las políticas del Gobierno. También el desmonte de las garantías de estabilidad y de condiciones de trabajo dignas liquidando la carrera docente. Significa una reestructuración administrati-va bajo criterios puramente fiscalistas sin tener en cuenta las necesidades de la Universidad. Todo ello adobado y envuelto en el embeleco de “la Universidad de postgrados y de investigación” sin que el Gobierno de un solo peso para su financia-ción.
Los objetivos no declarados del desmonte son reducir al mínimo los aportes que el Gobierno debe hacer a la Universidad Pública, como ya lo ha hecho para la Universidad Nacional con un recorte cercano a los $60.000 millones en el presu-puesto aprobado para la vigencia 2004, y adicionalmente los $2.600 millones recortados en la distribución de la bolsa del 4%, todo ello en contradicción con el buen desempeño de la UN en los indicadores. Al respecto la administración no ha hecho absolutamente nada! Esa platica se perdió, y lo peor es que va a parar al barril sin fondo de la Deuda Externa y la “seguridad democrática” (guerra).
La administración de la Universidad ha hecho oídos sordos frente a los contundentes argumentos de la comunidad. Des-conociendo las conclusiones de claustros y colegiaturas, ha seguido adelante con su proceso de reformas, postura que ha generado un profundo malestar en todos los estamentos. El talante autoritario ha producido movimientos de protesta, míti-nes, marchas y otras expresiones de descontento, como las ocurridas en nuestras sedes de Palmira y Bogotá . Antes que abrirse al diálogo, la actitud de la administración ha sido la de imponer razones de autoridad. Los ingresos violentos de distintos cuerpos de seguridad en la Sede Bogotá, a instancias de la propia administración (como ha ocurrido con los des-alojos de los días 4 y 5 de octubre de 2004), traducen un regreso al tratamiento de orden público del descontento universi-tario, bajo el absurdo argumento de “garantizar el orden y la democracia universitarias”. Se atenta así contra la institución y se pone en peligro la integridad física de profesores, estudiantes, trabajadores y de quienes protestan pacíficamente. El “orden y la democracia” solo se garantizan con el franco debate académico, reconociendo y aplicando las sugerencias y recomendaciones provenientes de los espacios de participación.
También invitamos a estar atentos al desarrollo de UNISALUD. Hay en discusión cinco proyectos de reforma al Acuerdo 013/02. En el proyecto presentado por la administración propone tomar como referencia la Ley 100 para la prestación de los servicios de Unisalud y traspasar el Fondo Especial de Unisalud al manejo de la administración central de la Universi-dad, contrariando la Ley 647/01 y la Constitución Política. Debemos estar alerta al respecto.
Ø ASPU rechaza de la manera más contundente el desprecio, las actitudes y expresiones desobligantes de la actual administración contra la institución, sus estamentos, sus instancias de participación y el tratamiento represivo que la administración ha dado a las manifestaciones de protesta que su actitud autoritaria genera.
Ø Llamamos al profesorado a colocarse en máximo estado de alerta para detener este proceso de desmonte de la Uni-versidad Nacional de Colombia, la que a pesar de sus actuales directivas viene demostrando niveles excelencia y compromiso social sobresalientes.
Ø Llamamos al profesorado y demás estamentos de la UN a pronunciarse y actuar de manera unitaria, constituyendo un Frente en Defensa de la Universidad Nacional de Colombia y a participar en las siguientes actividades:
1. Lunes 11 de octubre a las 10:00 am, Plaza Ché: Concentración del Silencio en rechazo a las prácticas autoritarias y de fuerza dentro del campus y para reclamar cual es la justificación y diagnostico que sustentan iniciar un nuevo proceso de reformas y si ellas son necesarias que el proceso sea participativo. Llevar batas, camisas, camisetas de color blanco para esta concentración.
2. Martes 12 de octubre, 10.00 am, Plaza Ché: Concentración y marcha por la 45, para unirse a la marcha de la UIS y UPTC en el marco de la jornada de Paro Nacional, convocada por la Gran Coalición Democrática.
3. Jueves 14 a sábado 16 de octubre, Centro de Convenciones Alfonso López P. Universidad Nacional, 7 CONGRESO NACIONAL DE PROFESORES UNIVERSITARIOS.
4. Apoyar el plebiscito sobre el Estatuto de Personal Docente, convocado por el Comité de Representantes Profesorales.
5. Respaldar con su firma el pronunciamiento de rechazo a la reforma Palacios-Uribe.